Una precuela o precuelas
que desarrollen más la materia y que resuelvan algunos cabos sueltos menores
(la Atlántida, la verdad sobre los Platillos Volantes, el origen del mundo,
cómo funciona la economía, qué fue finalmente de los protagonistas, quién era
el chico y quién la chica, cuáles eran los buenos y cuáles los malos, cuál era
la trama), que fueron quedando en las cunetas de las marchas o se alejaron de
los campos de batalla.
Época
prehispánica
La
parte sur del territorio de la actual república de Chafundiolgg,perteneciente a
la actual región del Agro,fue habitada por los indios Cagarrúas,herederos de
las culturas Zapuerca y Tres Carajos,cuyos vestigios se remontan,en sus fases
más antiguas,a los milenios III y II aC.El norte estaba habitado por varias
tribus avanzadas,como los comerciantes Quilates,que ya habían fundado un
asentamiento en el puerto natural donde se estableció la capital colonial,y por
los cesteros y pescateros indios Cojones,formidables castradores. Unos y otros
practicaban,además de la navegación y la pesca,la agricultura,y criaban ratones
en viveros para carne.Al interior de la parte norte(ya en el Agro),cerca ya de
las estribaciones de la Cordillera,dominaban diversas subtribus de etnia
Anandrona,de curiosos cultos agrarios y un dios de la vegetación y el maíz
llamado Chipotec. La parte oriental de la cordillera andina-denominada en
Chafundiolgg Cordillera Nacional-delimitaba un área de tribus de muy diversa
raza y costumbres a las de los indios de la vertiente del Pacífico.Dominan allí
los Jívaros o Jiborianos,los Motilones y los Tiquismiquis,así como los
salvajísimos Bocotudos.Pese al relativo desarrollo de un incipiente pre-estado
en el siglo II dC por parte de los descendientes de la cultura
Zapuerca,inferior en organización a las civilizaciones avanzadas del
Sur-Chibchas y Omaguas de Colombia,Quitos y Cañares de Ecuador;pueblos peruanos
cuya última fase es el Imperio Inca-,y con algunos rasgos que la relacionan con
los pueblos mesoamericanos y del área caribeña,sus manifestaciones se
mantuvieron a un nivel semejante al de los pueblos de las culturas Adena y
Cahokia de América del Norte,con pueblos de empalizada, fortificaciones de
terraplén y pirámides circulares de barro. La guerra entre los dos pueblos
civilizados de Zapuerca (Charrimeconas)y Tres Carajos (Chochimecas o Uhurus)
arruinó en el sigloVII la única ciudad prehispánica de
importancia, Dipenda,centro del culto al dios Chipotec o Chipote. Los indios
Cagarrúas, Quilates, Cojones y Anandrones son descendientes degradados de esa
incipiente civilización. (Quilates y Cojones de los Charrimeconas; Cagarrúas y
Anandrones de los Chochimecas o Uhurus). Del siglo VII al X, se produjo una
centrifugación del ámbito antes ocupado por el “Estado” Dipenda, y aun de las
propias tribus, que se subdividieron y balcanizaron. Se tienen barruntos de
incursiones de los indios amazónicos en la parte occidental y luchas en la
cordillera.Pero está comprobada una invasión en toda regla de los indios
Jiborianos en las tierras de los Cagarrúas y Cojones,que recoge la literatura
oral. Los indios Quilates utilizaron la rada del actual puerto de Santa Fe de
Chafundiolgg para un respetable comercio con el norte y hacia el sur.Tallaban
grandes estatuas de madera,de las que sobreviven escasos ejemplares.Entre los
siglos X y XVI los indios Quilates habían desarrollado una nueva organización
política, en confederaciones, en lugar del modo antiguo de nucleación entorno a
un centro civilizador, y son inextricables las guerras que se desarrollaron en
ése período a causa de su designio dominador/pactista, dividiéndose la población
de la parte occidental en unos cincuenta grupos tribales, todos filiables por
lengua y tradiciones a los cuatro grandes grupos que hemos mencionado para la
parte occidental.
Conquista
y Coloniaje
Sebastián
de Guadañángel,enviado del gobernador de Panamá,dejó escrito,en su “Relación”,que
“los indios formaban una comuna o república,como Génova o Venecia”;se refería a
los Quilates.Ello no obstó a que,en 1542,exterminase a toda la clase gobernante
en el curso de un banquete,haciéndose con todo el territorio costero de
Chafundiolgg.Fundó Santa Fe de Verdes(de donde Chafundiolgg fue llamado muchas
veces “Territorio de Verdes”,”Santa Fe”,o,con cachaza,”la Verdulería”),y redujo
a todos los indios “a vasallos de su Casa”,pero hubo de chocar con tropas
procedentes del virreinato de Nueva Castilla o Perú al mando de Juan de
Aironsáy, incidentes que se resolvieron en su destitución. El territorio de
Verdes se incorporó al virreinato del Perú. Guadañángel, al mando de un ejército
particular,principalmente mejicano, y en connivencia con el virrey de Nueva
Granada, reconquistó el territorio y estableció ahora en regla la encomienda y
la mita, siendo uno de los tiranos mencionados por Las Casas. Señor feudal del
territorio que gobernó a horca y cuchillo,hombre de a caballo,proyectó pasar de
la Costa al Agro, la llanura o Pampa que compone el grueso de la parte
occidental de Chafundiolgg,y realizó una larga cabalgada que le llevó hasta el
otro lado de la Cordillera, a la Selva.Fue sitiado en su castillo-así le
llamaba-de Ahorcabuey por tropas del virreinato del Perú, capturado y
ahorcado,en 1562. En 1570, por razones administrativas, pasó de nuevo Santa Fe de
Verdes a Nueva Granada,estableciéndose, dada “la poquez del territorio”,una
Sargentía General,que funcionó con bastante independencia.El Sargento General
Arrizabalaga, gobernador de Verdes,extendió a “la Pampa” o Agro el poder
hispánico,luchando duramente con las tribus de indios Cojones y Cagarrúas. El
ataque externo federó las tribus por lenguas,e incluso se llevó a cabo una Gran
Coalición que prácticamente agrupó a todos los indios chafundiolgueños a
excepción de las veinte subtribus de Quilates, esclavizadas a la mita y
encomendadas a una población pequeña,pero en crecimiento,de
españoles, reclutados por Arrizabalaga por sus méritos criminales y por sus
pintas patibularias.Arrizabalaga exterminó completamente a los flojos
Anandrones. Según sus propias palabras:”porque todos los anandrones son unos ma…”.Sobre
los feudos otorgados por Arrizabalaga y que reconocían algunos repartos hechos
antes por Guadañángel-entre ellos Castel Guadañángel,que llegaron a ser
marqueses-se establecieron las principales estancias o latifundios,base de la
clase de terratenientes criollos. Arrizabalaga desembarcó al sur del cabo
Chapuza,tomando por la espalda la aldea capital de la federación Cagarrúa,y la
pasó a cuchillo,fuego y saco. Mientras tanto, Evaristo de Santa Juana,su
lugarteniente,desde Santa Fe de Verdes,avanzaba en columna contra el grueso de
las fuerzas indias confederadas.El choque del primero con la hueste de los
caudillos indios Tupolicán y Tigretón deshizo la coalición india.Los caciques
fueron ejecutados en la rueda.Entonces,desde ahí,cayó Arrizabalaga sobre la
capital de los indios Cojones,que siguió suerte semejante.La inmensa masa de
indios apresados fue establecida en tierras de encomienda bajo servidumbre. No
lejos de las capitales indias,y en otros casos desarrollando los incipientes
núcleos de población indígenas,se fundaron la docena de ciudades españolas que
constituyen el grueso de lo urbano en el país,y hacen a modo de un abanico
alrededor de la Capital:San Marcos,San Lucas,San Mateo,San Juan,San Pedro,San
Pablo,Santiago de Verdes,San Luis de Mofeta,Guadalupe de Verdes,Presidio de la
Mita,Castillo Valdés, Ahorcamientos, San Joaquín y Garrote.
Hacia
1590 el fraile Luis de Ventorrillo-luego ejecutado por sodomita-escribió la “Crónica
de Santa Fe de Verdes”.Hacia 1540,Renato Hans Von Diolgf,llamado en español
El Chafundiolgg,piloto al servicio de los Fugger,había cartografiado las
costas y trazado su famoso Mapa de Chafundiolgg,donde aparecen las
costas del país,y sobre el hinterland,el nombre del cartógrafo,que postulaba
así se le diese al país su nombre.”C.HnsFnDiolgG Terrae Pars”.(La G final de
Geografía,C por Cristiano;dime de qué presumes y te diré de qué careces:era
descendiente de husitas y checo).De ahí que algunos historiadores románticos
hayan dicho que “Chafundiolgg” era su verdadero nombre,dado que “a lo eslavo
toda rareza idiomática se le puede atribuír”,y que otros,más modernamente,hayan
dicho que “Chafundiolgg fue descubierta por un Checoslovaco”.Otras leyendas de
la confusa época de la Independencia inventaron toda una historia con Chafundiolgg
desembarcando y tomando posesión del país en nombre del Sacro Imperio Romano
Germánico y no de España,cosa que el propio interesado se había
atribuído en un dudoso Memorial.A los chafundiolgueses descendientes de
europeos pero no españoles ni criollos,ésta vinculación directa de su patria a
Europa les encanta y justifica.Una veta de folclore popular hace a
Chafundiolgg el Conquistador,y otra más el Libertador,donde evidentemente se le
confunde con el general Kravatsky,general mercenario austríaco,Primer Protector
de la República de Chafundiolgg,y que firmaba muchas veces “Chafundiolgg”.Pero
sería injusto no atenerse a la historia,por confusa que sea,dadas las querellas
que se han visto desde inicio.Guadañángel y Arrizabalaga son,en dos
fases(1542-1562 y 1573-1600),los Padres de la Colonia y los que conquistaron lo
sustancial de su territorio y lo organizaron al modo hispánico.
En
1600 el Sargento General Lavalleja de Rebuzneda,sucesor de
Arrizabalaga,estableció una imprenta y un colegio,y llamó a las órdenes de
franciscanos y jesuítas al país,donde sólo habían ido algunos frailes
mercedarios hasta la fecha.Con su mandato,hasta 1620,la parte Occidental de la
actual República de Chafundiolgg quedaba totalmente sometida y relativamente
normalizada al régimen colonial.Algunos de sus subordinados,como antes un
teniente de Arrizabalaga,y como el propio Guadañángel,se habían internado en la
Selva del otro lado de la Cordillera y dejado “Informes”y “Relaciones”,algunas
muy curiosas,pero que desaconsejaban todo intento de extender los mojones de la
Colonia en ésa dirección “por ser selva impenetrable y llena de indios de
instintos asesinos”.El más destacado de estos exploradores fue el capitán Luís
de Cuenca.(“Relación de veinticuatro jornadas adentro de la Selva Oriental
de Santa Fe de Verdes,con notación de la mísera vida inhumana de aquellos
paganos que viven en el Infierno y se refocilan en Satanás,generador de su
raza”,1634).
Santa
Fe de Verdes contó con Obispo desde 1570.Escribiendo en 1626 el prelado que
ocupaba la silla,Exmo.Mons.Rafael del Cielo y Angelines su “Historia de las
Misiones en Santa Fe de Verdes y Colonia,sacando en limpio desde la primera”.Quedó
para quien se considera el primer escritor nacional,el mestizo Joselito Cabezón
Caradecuerucumác-álias “la Josefina”-,la composición de la fundamental “Historia
General de esta tierra de Cagarrúa y Quilate llamada Santa Fe de Verdes o
Antigua Respública o Reyno de Cagarrúas, Quilates,Cojones y Anandrones,desde que
se pobló de personas”(1645),donde recoge todos los materiales de fuente de
diversas “Relaciones” de frailes y de soldados,y también las fuentes orales a
su disposición,dado que descendía de la casta de hombres-memoria de la tribu
Cojona.Es aquí donde,más que en otros textos,se explaya el conocimiento de los
cultos agrarios del maíz del dios Chipotec,que el neoclásico Jerónimo de
Ramoncín,en el siglo XVIII,compararía con los de Cibeles y Atis (“Idilios
Indios o Amores de Chipotec y Chichica”),referencia rescatada “a lo bravo”
ya en el XIX por el romántico Barrabás Salomé Balfegor,el Byron local (de
nombre auténtico Emeterio Derelicto Fagor,de origen vasco) en su “Canto
Infernal al Chipote”,considerada una de las obras cumbres del calaverismo.Acrece
el interés puramente cronístico y de conocimiento antropológico,en tanto que
fuente casi enciclopédica,de la obra del mestizo Joselito Cabezón
Caradecuerucumác-álias “la Josefina”-,el que muestre también los inicios del
arte barroco mestizo,al inventarse-no tiene otro nombre-toda la serie de
eslabones humanos entre los iniciadores de las tribus indígenas y Sem,Cam y
Jafet,y en último término,Adán.
Época
Colonial.La Sargentía General de Verdes
Los
Sargentos Generales Lavalleja de Rebuzneda (1600-1620),Francisco de Castel
Guadañángel de Alt(1620-1633),y Tomás Porto y Cabestro (1633-1650), hicieron
cuanto estuvo en su mano para atraer población española,procedente sobre todo
de La Española,Cuba y México,y también del Perú,y asentarla de encomenderos de
indios,que fue la base de la organización colonial en Chafundiolgg.No tardaron
en surgir conatos de pelea entre los ya asentados y los recién llegados.Una
veintena de descendientes de los Conquistadores dominaban todo el norte de la
Llanura cercana a la Capital y el occidente del Agro con sus
latifundios,poseyendo ejércitos particulares para meter en cintura a los
indios.En esta parte se alzaban unas pocas iglesias mercedarias.La Capital,ya
relativamente grande y fortificada de cara al mar,tenía una población más
diversa,donde se mostraba la sociedad mixta y estratificada del Coloniaje,dada
su situación de paso entre Panamá y Perú,y donde recalaba a veces la Nao de
Acapulco procedente de Filipinas.El resto-sur de la Costa,extremo
oriente,centro y sur del Agro-eran tierras de mita dominadas directamente por
“la Corona”,o sea por el Sargento General.Y algunas avanzadas en las
estribaciones de la Cordillera ojeaban una posible incursión de los indios de
la Selva.Este resto fue el que,conservando puntos estratégicos y estableciendo
nuevos feudos para sí propio y sus capitanes,los sucesivos gobernantes
quisieron “abrir” a la población española de menor categoría a la que se
reservaban ellos y los nobles-embrión de la oligarquía criolla-,para aumentar,sobre
todo,el número de españoles de raza reclutables para el Ejército. Pues los
gobernantes sabían que,en los tiempos de la Conquista e inmediatos,habían ido a
veces desesperadamente cortos de hombres.Y aunque ello hubiese generado en los
primeros años un denso mestizaje ilegítimo-barraganas-y legítimo-princesas
desposadas-,los sucesivos Sargentos Generales preferían la población
directamente española,nacida o no ya en Indias,pero de raza pura,y desde
luego,preferían a los nacidos directamente en España.Aunque en esto hubo
preferencias particulares.En la segunda mitad del s.XVII el Sargento General
Luis Maria de Infiesta Igurren Yserenbaregarren fomentó un nutrido poblamiento
de vascos,que se establecieron sobre todo en la Costa al sur,por el cabo
Chapuza,donde organizaron la pesca,ya de antiguo practicada por los indios.En
cualquier caso,iniciada esta población deliberada con los Sargentos Generales
de la primera mitad del siglo,produjo,en líneas generales,una casta intermedia
de pequeños propietarios,al cargo de grupos de entre veinte o cien indios
sometidos o a encomienda o a mita o a las dos cosas.Alrededor,como
servidumbre,capataces y guardaespaldas,se arracimaban los mestizos.También se
crearon en la costa distritos enteramente poblados de peninsulares,tal y como
en el interior subsistían,bajo encomienda religiosa franciscana o
jesuíta,distritos puramente indios.Y en el extremo norte,bastante cálido y
propicio,un criollo importó los primeros negros para dedicarlos a la caña.Estos
harían raza,los famosos Mulatos,concentrados siempre geográficamente en ésa
zona que más tarde fue englobada por la provincia capitalina.
A
la sazón, la base de la economía de la Colonia de Santa Fe de Verdes era,en gran
parte del Agro,el trigo,importada su simiente de Europa,reorganizado sobre los
territorios de los indios Cojones,Anandrones y Cagarrúas;y en los llanos,la
ganadería,donde se habían introducido las vacas y borregos.En las estribaciones
de la Cordillera y en los pueblos más indios,que algunas zonas quedaron,en las
que la encomienda se desarrolló por órdenes religiosas y no por
particulares,continuaron los cultivos indígenas:maíz y patata.Alrededor de la
Capital surgió una huerta con cultivos indios y peninsulares,como las
naranjas.Entorno a las factorías pesqueras se establecieron salazones.En la
Colonia no se halló oro ni plata ni esmeraldas.Algunas minas de hierro y
cobre.Y toda la piedra que se necesitase,en la subcordillera norte,que separaba
la Colonia del resto de posesiones españolas por un hinterland selvático que
restó casi inexplorado hasta mediados del siglo XVIII. Ya se sabía de hacía rato
que por toda aquella costa no había nada que rascar.Sin embargo,el papel de
escala útil fomentó el comercio;y los Sargentos Generales procuraron atraer
comerciantes de donde fuese,y su propio Servicio-así le llamaban,”el
Servicio”,nombre que llegó a causar terror-requisaba,organizaba y aportaba
“Suministros”,que el Estado,o sea el Sargento General,”daba” a los “barcos
propios”.(O sea,vendía a provecho suyo a cualquier barco que pasase por allí).
Más
tarde introdujeron el tabaco y el café.Mientras que en las huertas se
diversificaban los cultivos.La oligarquía importaba telas,armas toledanas y
armaduras,vino y objetos suntuarios.El Estado,pólvora,munición y cañones.Los
libros eran todos o religiosos o de caballerías,y se leyeron las primeras
tiradas impresas en Lima y Méjico.Eran especialmente queridos los folletos que
portaban estampas “de calaveras”,y los relatos,orales o rudamente escritos,”de
demasías” o “de barbaridades”.La superstición hispánica y su imaginario se
nutrió de espectros indígenas y a éstos se les poblaron los sueños de miedos de
800 años de Reconquista.Luego les vendría encima su antiguo aporte como “modo
nacional” criollo oficial,obligatorio.Como la viruela,la fantasía es lo más
transpersonal que existe.La primera industria autóctona que se estableció,como
es evidente,fue la de espadería.Simón Cañares Cúmac(1560-1635),el primer
artífice indígena del hierro,realizó un número de armaduras completas de
peculiar estilo charro,que más tarde se han considerado las piezas artísticas
más características de la época colonial de Chafundiolgg.Despreciadas,aunque
las de primera calidad-“de capitán“-ya eran caras en su época,por los
nobles,a favor de las armaduras españolas o milanesas de importación,en el
siglo XVIII fue signo de distinción coleccionarlas por ésos mismos nobles.Casi
todas están confeccionadas para tallas de aproximadamente 1,50.
Durante
la primera mitad del siglo XVII el capitán Alfredo de Arrestos exploró las
relativamente cercanas Islas Semíramis, pobladas por unos escasos indios de
linaje distinto a los de tierra firme,y que eliminó o deportó a la Capital.Y
allí organizó un escueto puerto,que fortificó.(Puerto Semíramis,1618).Ello dio
pábulo a que se construyese la primera Armada propia de la Colonia:dos
bergantines armados,un galeón y un par de galeras rápidas,inservibles para el
combate en estas latitudes y desarrollo del cañón,pero inestimables como
mensajeros y exploradores,porque los vientos acostumbraban a ser malos.Las
islas,todo hay que decirlo,fueron bautizadas “Semíramis” por una india que vio
de lejos el descubridor desde la barca,quien barruntaba no fuese aquello ínsula
de ensueño,o cosa parecida.Que la calor y el aguardiente creaban Quijanos por doquier,a
la sazón.Ni era Dido aquella señora con cara de bagre,ni era él Eneas.
Estas
islas ocasionarían grandes disgustos y ocultos gustos a los Sargentos Generales
de la segunda mitad del siglo XVII. Puesto que,no se sabe venidos de
dónde,surgen de pronto los piratas,mestizos mandados por cabecillas de nombre
inglés,que se apoderan de ellas en 1659.El Sargento General Muñoz Revuelca ni
intenta recuperarlas.Sin embargo,los piratas,amén de establecer factorías para
cazar las focas que recalaban en ciertas estaciones del año en las islas más
septentrionales,de la cual carne lograron conservas más que aceptables con que
aprovisionaban más barato a los buques en escala;atacaban además los barcos que
mejor les parecía,en embarcaciones rápidas e indefendibles pero con artillería
pesada,a todo o nada y soy más rápido.Pronto establecieron un
impuesto,por el cual los buques que se aprovisionasen en Puerto Semíramis no
serían atacados,y los que lo hiciesen en Santa Fe de Verdes,serían
hundidos.Ello arruinaba la Colonia,como es evidente.Por esto el Sargento
General Yserenbaregarren,de quien ya hemos hablado,en 1670,tras pedir ayuda al
Virrey de Nueva Granada y éste decirle que “no hay olivas ni olivares”,y
recurrir al Virrey del Perú y decirle éste “que se encomendase a la
Virgen”,hubo de reorganizar a fondo la Colonia para dar la batalla y
reconquistar las islas,so pena de perderse la Colonia toda por crack y
haberse de “chapar la parada”.(Bueno,no lo dijo así,pero el equivalente en
euskera entreverado de castellano de Cervantes con los acentos puestos en la
sílaba que no van).Reforzó la Milicia Colonial y reclutó la flota vasca del
Sur,a la sazón ya en parte mestiza.Ofreció la libertad respecto de la mita a
grandes contingentes de indios del sur del Agro,en la zona de encomiendas
religiosas,si se alistaban;y formó con ellos un Tercio.Y puso a todo el temido
y temible “Servicio” a contribución de Intendencia de su Cabalgada contra los
piratas.
Fue
derrotado, tres mil indios se pasaron de bando al desembarcar, los
piratas, avisados por una densa red de espías y ojeadores en la Colonia,incluso
en el despacho del Sargento General,habían aportado buques de guerra de tipo
europeo,comprados por su banquero en Panamá y armados en Acapulco,y en fin,superaban
por mar a los bergantines,galeón vestusto,galeras y buques de pesca
vascos.Yserenbaregarren se fue a pique en el “Verdes”,el Galeón de la
Colonia,buque que contaba ya a la sazón setenta años de honroso servicio.La
Milicia quedó diezmada en la playa y en el mar,con las fragatas estilo francés
mexicanas bombardeando sin parar su retirada por toda la manga de mar entre las
Islas y la ensenada de Santa Fe de Verdes,donde,al alcance ya de la artillería
española de tierra,prudentemente se retiraron.Debieron morir 1500 españoles,de
ellos 350 vascos,casi todos capitanes y armadores,y unos al menos 5000
indios.Los 3000 que se pasaron a los pìratas terminaron en las minas del Alto
Perú,en Potosí o en un “Lager” aún peor,previa venta por el simpático y
hollywoodiense “avent-la-lettre” capitán Errol Delfín,capitán general de la
Filibusta.Sobrevivieron 2000 españoles y unos 500 indios,entre los cuales
supervivientes el capitán Blas Mastuerzo de la Verguilla,teniente de las
galeras.Sin esperar órdenes de Nueva Granada,los más significados “Nobles” se
reunieron en Cabildo y eligieron Capitán General Interino de la Colonia.Y bien
se dice,Capitán,que hartos estaban ya de Sargentos.Se ha dicho que éste fue “el
primer grito de Independencia” y tal y cual,pero nada de nada,rellenar
renglones de verso unos desocupados ahítos de aguardiente o del bebercio del
torero un siglo más tarde.(Luego hablaremos de las corridas de toros en
Chafundiolgg,que vale la pena). Los líderes naturales de la élite colonial eran
los marqueses de Casa Guadañángel y el conde de Vargas Machucaindios,que
postularon a Blas Mastuerzo de la Verguilla,y que éste “defendiese la
Costa”.Los comerciantes de Santa Fe de Verdes no eran de ése parecer,pues con
aquellos piratas o se les derrotaba o se iba a medias,so pena de irse al carajo
el comercio,extremo éste que importaba poco a los terratenientes del
Agro,siempre anhelantes de fundar un reino agrícola patriarcal y hostiles a la
ciudad pese a lo mucho que de ella sacaban. Los comerciantes postulaban al
experimentado navegante Juan de la Bandurria Antaño,y demandar imperiosamente
ayuda a los visorreyes de Nueva Granada,Perú y hasta Méjico. Pero no hubo caso.
Bandurria
Antaño era navegante demasiado avisado.Se acercó de noche a las islas y
parlamentó muy larga y embozadamente con el capitán Errol Delfín.A pocas fechas
éste izaba bandera con cruz borgoñona.Ya era gobernador de Puerto Semíramis.Se
dice que fue el comerciante Xavier de la Pela el ideador del apaño:si el buque
pasaba por la Capital,el “Servicio” lo desplumaba,y si burlaba la Colonia,lo
detenía el gobernador de las Islas,izada una bandera blanca con cruz de San
Andrés o izada una graciosa bandera negra donde campeaba un esqueleto con una
Gran Sonrisa y un reloj de arena en la mano.Sin testigos no hay denuncia,bien
entendido.Y se arregló un satisfactorio 50%.No se crea que los piratas salían
perdiendo,porque el señor Errol Delfín tenía la cabeza puesta a precio en
Virginia,Cuba y Venezuela,motivo por el cual había cambiado de mar hacia
vientos más sanos a sus pulmones,tal y como algunos de sus colegas habían
cambiado el Caribe por Madagascar,y,aunque tardase un par de años la cosa,dada
la ineptitud colonial que a él le daba la vida,finalmente se armaría,de modo
inevitable,una flota combinada virreinal que,por mucha máfia que le
sustentase,como de hecho le sustentaba,en Panamá,Acapulco y la propia Santa
Fe,terminarían por hundirle u obligarle a internarse en el inmenso océano
Pacífico.Ahora bien,de esta fecha se añade,a la brutalidad y arbitrariedad del
“Servicio”,la Corrupción.Pues aunque el siempre sonriente capitán Errol Delfín
murió finalmente ahorcado en El Callao en 1701,la Capitanía General de Santa Fe
de Verdes usó desde entonces de la piratería encubierta para completar sus
ingresos.Estaba muy claro que en las Semíramis más alejadas podía traficarse
con esclavos-sin mirar si fuesen súbditos reducidos a la benéfica mita y
protegidos por la Corona-,o fuesen negros criados en el criadero al norte de
Santa Fe,o indios de la Selva capturados en Entradas a por Esclavos;se podía
salazonar cuanta cosa que se moviese por tierra,mar o aire como “cecina de
primera calidad”,desde lagartijas a cucarachas;dar sal con arena,pan y galleta
hechas de aserrín,y desde luego aprovisionar en secreto a buques de potencias
enemigas o declarados piratas que atacasen otras posesiones españolas.Esto
último fue frecuentísimo en el XVII,lo primero daría sus frutos en la segunda
mitad del siglo XVIII,cuando la Royal Navy sabía dónde aprovisionarse en la
costa Pacífica española de América del Sur en plena guerra contra España.Y ya
podía Amat en el Perú levantar tropas y baluartes.Pero en este caso curioso se
ligó ya la masonería,como veremos.Pues la “red de apoyo civil a la Royal Navy a
escala mundial”,por llamarla de algún modo,entró en Santa Fe de Verdes de la
mano de la primera Logia masónica,que hizo furor entre los señoritos
desocupados y entre los “Salamancas” embozados y desafiadores de toda autoridad
divina y humana a fuerza de largo estoque.(De donde nació el calaverismo).
Tras
el “Arreglo” con el siempre sonriente capitán Errol Delfín-su frase
preferida:”no hay problema”,que fue la última que pronunció en el patíbulo-,la
gobernación de Santa Fe de Verdes se convirtió en otra escala de la máfia,de la
cual no conoceremos nunca los detalles,que se extendía,focalizada en banqueros
de Panamá y armadores de Acapulco,desde el despacho del Virrey de Nueva España
hasta el despacho del Virrey de Nueva Castilla,pasando por los despachos del
Virrey de Nueva Granada,el Capitán General de Guatemala,el Sargento General de
Santa Fe de Verdes y el Capitán General de Chile.No abarcaba,porque todo lo
humano es,¡oh¡,limitado,ni la Audiencia de Charcas ni el Virreinato de La
Plata.Sesudos hermeneutas cuando no amautas remontan a esta mafia el luego famoso
“Yunque” mexicano.
La
Gran Guerra India en particular y el Problema Indio en general
Pero
el gran desafío que hubo de afrontar la Colonia fueron las sublevaciones de los
indios y en particular la Gran Guerra india.Desde la reducción de los Quilates
a servidumbre y a mita,por Guadañángel;y desde la derrota y sumisión de los
indios Cagarrúas y Cojones por el Sargento General Arrizabalaga,ejecutando a
los caudillos Tupolicán y Tigretón,todos los indios del país habían quedado
sometidos hasta los Andes.Recuérdese que Arrizabalaga había exterminado a los
Anandrones.El lugarteniente de Arrizabalaga,Evaristo de Santa Juana,terminó de
someter la parte más alejada de la Capital,el Sureste.Aquí estableció
militarmente la aldea de Cajacuadrada,que luego devendría ciudad minera al pie
de la Cordillera.Esta zona,habitada por indios Cagarrúas casi en su
totalidad,fue entregada en encomienda a unos pocos españoles particulares y a
la Orden religiosa mercedaria;luego sería sustituída por franciscanos y
jesuítas.Esta era la parte más extrema del Agro.El resto del Agro,territorios
de Anandrones,Cojones y Cagarrúas,fue,en un proceso más o menos
imparable,dividido en estancias,que se establecieron como encomiendas
feudales.Allí la mita se prestó como trabajos de índole diversa,pero finalmente
en el cultivo del trigo importado de España,y en los cultivos de las “chacaras”
indígenas:maíz y patata,fundamentalmente;y la parte norte del Agro fue dedicada
a la ganadería,con las crecientes cabañas de vacas y borregos,así como criaderos
de asnos y mulas,y en especial de caballos,de importancia militar.Los
estancieros de Castel Guadañángel y de Vargas Machucaindios,así como más tarde
Segismundo Matamoros y su hermano Bohemundo,se convirtieron en los principales
proveedores de caballos para la “nobleza” encomendera,para la Capital y para la
Milicia.A partir del siglo XVIII,Matamoros criaría reses bravas,pero no nos
adelantemos.Esta importancia y la riqueza y extensión de sus
estancias(Chafundiolgg es un vasto cuadrángulo de 1000 kilómetros de “entrada”
por 650 de “altura” en su parte de acá de los Andes;más tarde se añadió una
“pezeta” de 150.000 km cuadrados de Selva)daría a estas familias la ocasión de
ser ennoblecidas,merced a las dádivas a Bogotá y Méjico,así como a Lima,donde
procuraron poner casa,y oportunas gestiones en Madrid.Los Castel
Guadañángel,olvidado-o no-el prócer fundador de la casta,fueron marqueses de
Castel Guadañángel de Alt,los Vargas Machucaindios,condes;y condes también los
Matamoros,criadores de reses bravas.Sus estancias,al norte del Agro,no
requerían una excesiva población india,aun cuando al principio se midió la
importancia personal por los indios encomendados a cada uno.Para el cuidado de
las reses se contrató personal español pobre,y luego mestizado,con incesantes
aportes de más españoles,que dio lugar a las casta de jinetes o gauchos,palabra
de origen uruguayo que corrió,a través de las llanuras del Paraguay,hasta Santa
Fe de Verdes.Es de esta época que se empezó a llamar a los indios en general moros,y
a los indios de la Selva los Moros.Este uso se transmitió en el habla
criolla,y aún hoy se oye a un viejo indio decir “si hay moros en la costa”,para
referirse a cualquier enemigo,y en su caso,generalmente,a la Policía
Rural,descendiente y en cierto modo enemiga de aquellos gauchos.Como en las
estancias no hacían falta,fueron expulsados los indios de varios modos;unos
“desaparecieron” camino de los mercados de esclavos,y reaparecieron sea en
Panamá sea en las minas del Potosí;otros fueron arrinconados;finalmente,se
concentraron,replegándose,sobre las provincias del Sur del Agro,dedicadas más
al trigo u otros cultivos que a la ganadería,o emigraron a la ciudad.Una
pequeña parte de descendientes de los indios Cojones adquirió el caballo y se
hizo brava,acechando y rondando las haciendas para refugiarse en las
estribaciones montañosas del Norte,donde un ramal de los Andes descendía a la
costa,o en las tierras yermas de los antiguos Anandrones que de antiguo se
conocían por Desierto de Tumác.(En realidad,estepa seca de transición a
la subida al Altiplano).Al Sur de la Costa,los indios Cagarrúas fueron
totalmente desplazados por los vascos y por los mestizados,variopintos,sometida
la Costa a una contínua emigración española o criolla,y,tras la abertura del
Canal de Panamá-mucho más tarde-a masas ingentes de italianos,españoles no
criollos (“gallegos,canarios”),ingleses y alemanes,sin descuidar
norteamericanos y algunos franceses.Los negros,todo hay que decirlo,eran
importados y empleados en la caña,pero luego se hizo criadero,y restaron pocos
en el país,pues eran exportados.Pero su problemática es distinta y ya
hablaremos de ellos más tarde.Así las cosas,la zona de encomiendas agrícolas y
mineras se establecía al Sur del Agro y el Sureste,antes de la Cordillera.Ese
era el reino de los frailes.
Los
Quilates se sublevaron,en el Agro Capitalino,o la Huerta,en 1590,1605 y
1625.Después de esta fecha,el Sargento General Francisco de Castel Guadañángel
de Alt,mostrando cierta casta toril y cerril de su célebre antepasado,les redujo
con mano de hierro y les deportó a las Islas Semíramis,donde,mientras los iba
remitiendo por partidas a El Callao,los tenía trabajando hasta la muerte en
obras de fortificación o recogiendo marisco.Sólo queda rastro de ellos en el
difuso mestizaje o su gota se ha perdido ya en un mar donde se echaba por
encima “agua española” continuamente.Recuérdese que Don Francisco de Castel
Guadañángel de Alt,con su barbón medio rubio,llevaba sangre india de esos
mismos Quilates y en teoría era su rey,por herencia de Don Sebastián,aquel
figura.
Los
Cagarrúas se sublevaron en 1615 contra los vascos,todavía pocos,y otros
peninsulares y criollos,que se habían quedado con sus pesquerías.Era a la sazón
Sargento General Lavalleja de Rebuzneda-¡nada menos¡-.De esta sublevación queda
un nombre indígena,al contrario que de aquella de los indios Quilates.Es el
cacique Amaroupocón,que asesinó a más de cien encomenderos y levantó un
ejército de tres mil indios.Lavalleja de Rebuzneda cayó sobre él a caballo y
a armadura completa,y en dos batallas lo desbarató.Empujando a los indios
armados hacia el mar,procuró arrear a su población civil hacia el
interior,y la milicia de pescadores españoles de la Costa hizo de yunque como
el Sargento General hacía de pesado martillo,”cubierto de ferre”.Los
restos los arcabuceó y sometió a bombardeo desde sus bergantines.Amaroupocón no
pareció jamás.Y a los supervivientes los hizo degollar.Hecha esta buena obra,y
habiendo salvado la Cristiandad,descabalgó y rezó a Nuestra Señora de
Guadalupe,a que estaba dedicada una cercana ermita,arrodillado en su charra
armadura cual Palmerín u Orlando Furioso.Y tras santiguarse,como dice el
romance,”salió tras los filisteos,que Sansón era/de los españoles el fuerte
señor/nuestro Sargento General/Don Luis de Lavalleja y Rebuzneda”.De los
restos de “los filisteos”,el Sargento General hizo una partida para esclavos a
vender y que se fueran lejos de la Colonia y no la infectasen,y otra partida la
encomendó a los frailes de Cajacuadrada,”porque los salvasen”.Así quedó extinta
la raza Cagarrúa de todo el Occidente de Santa Fe de Verdes.
En
1630 se sublevaron los Cagarrúas en el centro geográfico del país,región de
llanuras,donde la extensión de las haciendas y la Mesta local chocaba
con las tierras que disfrutaban-es un decir-todavía los indios bajo
encomienda.Esta,aquí,era laxa.Los encomenderos eran la veintena de
terratenientes “de la sangre directa de los Conquistadores” que se habían
deshecho de los incómodos indios,sustituyéndolos como peonada por la
peonada a caballo de los gauchos-en estas calendas llamados jinetes de
estancia o sirvientes cristianos de a caballo-,y que mantenían sus
lazos de encomienda al modo de los señores feudales o el patronazgo
romano.”Desde lejos”.Veamos el caso más paradigmático,el de los Castel
Guadañángel .Encomenderos de 15.000 indios,éstos se establecían en tierras
externas a la provincia-hacienda de los futuros marqueses,que se dedicaba a la
ganadería.Porque la riqueza de la Colonia se debía al comercio,y aprovisionar
de carne a los buques era su principal actividad,cumpliendo el criadero de
negros de la Costa,las salazones del Sur y la Huerta de la
Capital,prácticamente con toda la función “metalizable” del país.Los indios no
podían vendérselos,puesto que eran súbditos libres del Rey,salvo ocasionalmente
y fracturando la legalidad;los indios,cristianizados ya,o bastante,no daban
aquí motivos de queja ni se alzaban,y,bajo sus propias autoridades
indígenas,las de sus caciques considerados “en teoría” “tan libres vasallos
como castellanos nuevos,al menos,y a veces como castellanos viejos,si de reyes
viniesen”,cumplían sus deberes religiosos con los frailes y pagaban sus censos
al Señor de Encomienda.Incluso aumentó ligeramente su población en estas
comunidades,al introducirse los cultivos europeos y poder echar el diente,a
veces,a borregos y vacas que antes desconocían,y poder comer pan de trigo y
beber vino.Esta relativa prosperidad contrastaba con el balance general de
descenso en picado-por despoblación forzada “por pezetas”-de la población
indígena en el total de la Colonia y en el total del Coloniaje en las Indias
todas.Pero los indios sobraban.Así de claro.El futuro de la Colonia era
poblarse de españoles en la Costa y ser un eterno criadero de vacas en el Interior.Y,como
buenos señores y naturales a sus súbditos,en el espíritu de buenos encomenderos
y protectores de su pueblo,los Castel Guadañángel de Alt aumentaron los censos
e introdujeron-de casta les venía a los galgos-los añorados y nunca olvidados Malos
Usos.No nos alarguemos.El cacique Uhupuyu se quejó a los frailes,pero no
habían olivas ni tampoco olivares.Se quejó al Obispo pero cantaban los
pajaritos y sonaban flautines angélicos,¿o es que llovía?.Luego,degolló a los
frailes,nombró Obispo de los Indios a su cuñado,y al capataz de Don
Guadañángel,aquel bendito Benito Miquelet que siempre sonreía-sin ser inglés-y
que siempre se dirigía a los indios diciéndoles “eh,che”,y que siempre
decía tras ejercer el derecho de pernada,”¿haveu probat l´arrós de rata?”,a
ése jinete de cuera,alforrado y de tachuelas,le sacó la piel en vivo.No fue
bonito,es verdad,pero ¿qué quieres?.Al cacique indio se le había pegado lo de
“no hay problema”.Es la civilización y la interculturalidad.A Simón Macabeo
invocó aquel pobrete y dulcísimo cacique Uhupuyu,mientras puso a los suyos a
forjar espadas,rodelas y flechas hasta hartarse, y dos cañones. Era
la Solución Final,digo. Que a don Francisco,encomendero de aquella
comunidad y Sargento General de la Colonia,le hicieron los ojos chiribitas en
ver qué buen servicio le había hecho,aunque póstumo,aquel buenazo del “che”
Miquelet.Porque juntó a su propio ejército particular,lo unió al de todos
los estancieros,y con esa Caballada y Gauchada,cayó sobre la comunidad-San
Lucas de Rastrojos Uyupula-desde el norte,mientras la Milicia colonial “regida
en regla de milicia”,caía desde el sur por la espalda de los indios alzados,al
mando de su lugarteniente el capitán Don Mendo Escobedo.Quedó en esa Colonia el
dicho de la Matanza de Don Mendo,que luego hizo fortuna
peregrinamente.700 gauchos cargaron contra los indios de a pie,en número de
unos 7000 combatientes.Iban alforrados y blindados,y no les hizo mella alguna
la flechería.Los dos cañones del cacique,uno a derecha y otro a izquierda,hacían
ruído y lanzaban pelotas,pero no tocaron a nadie.Y por la espalda las filas de
arcabuceros,cubiertos por alabarderos con paveses,se renovaban en sus
descargas,avanzando paso tras paso hacia la Indiada.La caballería militar caía
sobre las poblaciones de la retaguardia indígena.Don Francisco de Guadañángel
de Alt,más alforrado que el Golem,se cubrió de sangre de pies a cabeza.Medía
las cabezas guadañadas por fanegas de tierra libres para sus vacas,y
mientras,en el éxtasis del combate,volteaba la espada sobre su cabeza,a cabello
suelto,veía en sus mientes a la vaca pastando,gorda,camino de la Capital en
reata,despiezada en el matadero,salada y empacada en papel de estraza,y
convertida mágicamente en “metálico”.Era de casta,el galgo.Y así abría
melones.
Cuando
fueron a darle garrote al cacique Uhupuyu,tras haberle dado cordel y tenazas y
tizones,un poquín desarreglado,y con aquel aire de Mister Magoo que siempre
tuvo, pero que a nadie pareció porque no se había inventado Mister
Magoo,éste,con ésa frialdad de indio pero revelando,en una concordancia
secreta a lo Parnasiano,un carácter inglés,dijo simplemente:”no hay
problema”. Ya estaba civilizado. Su
cuñado,Obispo de Indios,nuevo Ulfilas,lo pasó peor.Le quemaron vivo,por hereje. Lo
más chulo del caso es que en lo alto de una nube una forma caprichosa escribía
en pura caligrafía árabe “Alahú Akbar”.¿Hay alguien que se ríe en alguna
parte?. Pero ya hablaremos otro día de la ciencia de los signos del cielo. Pero
aun, tras las inmensas bajas de los indios en la batalla, aun degollados a lo
compadre los prisioneros hasta cansarse la mano, todavía habían demasiados
indios. Y así vemos, preocupado, a la luz de una vela,en una miserable choza
india, a Don Francisco de Guadañángel de Alt dándole al melón,y trasegando vaso
tras vaso de aguardiente.Se oía fuera un balar de borregos. ¿Por qué Dios era
tan cruel con él?.¿Por qué, pese a su esfuerzo,sólo habían muerto ocho mil
indios?.”No puedo más,no puedo más”,decía. Le dolía la mano y tenía callo en el
culo. Un sirviente suyo le miraba enternecido, tuvo
su iluminación.A los indios restantes los condujo en reata a la Costa y los
vendió como esclavos. Y luego mandó sahumar las tierras donde habían vivido,para
purificarlas.No había allí quien a tal señor,cabalgando alforrado a pelo suelto
ante una barrera de altas lanzas al pasar la revista,no le tuviera por
iluminado y místico.Y musitaban:”No en vano es de sangre real,que rey es de
los indios Quilates y Señor natural de este país”. No
olvidemos que 15.000 eran los indios a él encomendados,y había otros veinte
señores encomenderos de más de dos mil indios, y ciento de encomenderos de más
de 1000 y 500.Todos los de raza Cagarrúa de esa provincia siguieron igual
suerte.
En
1640-mal año-se sublevaron los indios Cojones,ya mansos, de las estribaciones
orientales del Agro con la Cordillera,ya muy lejos de sus antiguos
territorios-a la sazón,estancias y haciendas-y arrinconados a malas tierras. Los
motivos,no se saben.Pero se alegó de todo,e incluso ataques de los indios de la
Selva y pasividad de las guarniciones “por ver si unos demonios se comen a
otros y revientan todos,hijos de puta”(literal).El caso es que una Junta de
caciques se alzó en Cabildo y,costumbre indígena,al parecer,eligió Obispo
indio.Por jefe militar alzaron a Tupimongollón (José Joaquín Fernández
Tupi Mogollón,1593-1644). Este,que sabía de leer y escribir,y que poseía los
barruntos militares tradicionales de su tribu,aún vivos,y había reflexionado
bastante acerca de la situación de la Colonia,las distancias y los medios de los
españoles (“Castillas”,decía él),concluyó que a éstos sólo les
interesaban las tierras para vacas,y que les dejarían en paz si se alzaban,pues
las guarniciones en toda la provincia nor-oriental se reducían a doscientos
soldados “de casacón” que decían,y unos 25 jinetes “de coraza”,con unos 70
caballos y mulas en total,que por estos interiores no se usaban armaduras
enteras,que tanto furor harían todavía por la Costa hasta cumplido 1700.Sin
otros paraderos menores,todas estas fuerzas de frontera tenían por cabeza y
capital un solo castillo.Y allí que iba el cacique a por naranjitas y limones o
a por sardinas en escabeche.Estudió a los jefes españoles,y sonreía cuando le
llamaban el nombre del puerco.Concluyó que Don Joaquín-tocayo suyo-,grave varón
de bigotazos “a las nubes”,ya blancos,momificado como en leche y con su gotita
de sangre india “del comienzo”,era un oficial de segunda,y que a los
peninsulares los dejaban en la Capital.Que no era estanciero rico de la Nobleza
de la Colonia.Y que,de buscarse a qué clase pertenecía,habría que ubicarlo en
la de español pobre,si no se hubiese alzado a teniente tras cuarenta
años de servicios ingratos.Morigerado por la edad,se mantenía en su cámara
trasegando vasitos de aguardiente y haciendo infinitos solitarios con los
naipes.Pero no soltaba la espada y un juego de cuatro pistolas cargadas ni que
se cagase de diarrea.Don Facundo y Don Jeliberto,los tenientes del teniente,con
aires de capitán y arreos de tal pero en realidad cabos de escuadra,con
cientos de millas cuadradas a su cargo-mandaban sobre un trozo más o menos como
la provincia de Cuenca cada uno,que debían dominar con piquetes de treinta o
cuarenta hombres montados,parte de ellos a lomos de mula-,eran verdaderos hijos
de su chingada madre pero asnos rebuznadores,y no sabían niente,salvo un poco
Don Jeliberto,que era un poquillo “plático en mandar tropa montada” al
estilo más efectivo,a lo gaucho,que lo había sido,y delincuente,antes de
soldado.
El
cacique,con su mantita y su sombrerazo,se paseaba,tocando su caramillo,por la
Fortaleza,el imponente Presidio de la
Frontera con el Infierno,en realidad un miserable fortín edificado con
gruesos errores tácticos y sólo apto para oponerse a indios desnudos,de cien
por cien metros,con tres “baluartes”,y en cada uno de ellos un cañón que había
costado Dios y ayuda traer hasta ésas profundidades de la breña y la tierra
de las tres cosechas.La fuerza de los españoles,una vez puestos en plan de
ir a malas,y el sonriente cacique ya los había condenado a muerte,era la potencia
de fuego.Los doscientos arcabuces o mosquetones y la abundante pólvora y
munición.Era de respetar,si estaba toda junta,la fuerza de 25 jinetes a
caballo “de coraza”.Y la debilidad de los indios su falta de armas,como no
fuesen cuchillos,herramientas del campo y hachas.Ya había dado orden de
fabricar cientos de buenos arcos y unas 40.000 flechas de punta de piedra o de
virotes de chatarra.Y ciertos herreros fabricaban espadas según modelo de una
espada vieja,que aportó un indio anciano.Rodelas de cuero de borrego o de
llama,y al puro estilo morisco de Granada,no faltarían.O escudos de tablas.Era
la interculturalidad,¿eh?.No dejó de tomar nota el cacique de que el pater de
la guarnición-un hombrecillo diminuto peludísimo,bronco y mohíno de pelo rizado
ensortijado y cejijunto,de una mala hostia impresionante-no hablaba con nadie y
muchas veces decía misa para él sólo y para cuatro indios viejos que se acogían
al fuerte a vender cañamones,o cosa parecida.Ningún soldado iba jamás a misa.”Herejes,paganos”,pensó
el cacique.Ni dejó de notar que el alférez Rodríguez,ése tan majo que parecía
una nena,pues eso,que sí,que era marica.Y sí que iba a misa,por la puerta de
atrás y con bellos vestidos de volantes y rubios tirabuzones,mantilla y velo
semitransparente,cual dama andaluza.Ojo con éstos,porque será lo de Eloísa y
Abelardo.
Hechas
sus cuentas el cacique,le había tomado las medidas a la fuerza española contra
la que,en la vía Mister Magoo característica de su raza,creía que se las estaba
viendo.Porque a menos de treinta leguas estaba la primera estancia,y existían
en el mundo no sólo soldaditos,sino gauchos de cimitarra,dignos sucesores de
los primeros castellanos que se vieron por ésas latitudes.Y,en
definitiva,aunque no fuese ya Sargento General,había en el mundo todavía,aunque
cascado,un Don Francisco de Castel Guadañángel de Alt y Díaz de Sotomayor.Y que
una tal alimaña campee por el orbe lo pone a todo él en duro peligro.