miércoles, 15 de abril de 2015

El PRECEDENTE



 



Una precuela o precuelas que desarrollen más la materia y que resuelvan algunos cabos sueltos menores (la Atlántida, la verdad sobre los Platillos Volantes, el origen del mundo, cómo funciona la economía, qué fue finalmente de los protagonistas, quién era el chico y quién la chica, cuáles eran los buenos y cuáles los malos, cuál era la trama), que fueron quedando en las cunetas de las marchas o se alejaron de los campos de batalla.




Época prehispánica

La parte sur del territorio de la actual república de Chafundiolgg,perteneciente a la actual región del Agro,fue habitada por los indios Cagarrúas,herederos de las culturas Zapuerca y Tres Carajos,cuyos vestigios se remontan,en sus fases más antiguas,a los milenios III y II aC.El norte estaba habitado por varias tribus avanzadas,como los comerciantes Quilates,que ya habían fundado un asentamiento en el puerto natural donde se estableció la capital colonial,y por los cesteros y pescateros indios Cojones,formidables castradores. Unos y otros practicaban,además de la navegación y la pesca,la agricultura,y criaban ratones en viveros para carne.Al interior de la parte norte(ya en el Agro),cerca ya de las estribaciones de la Cordillera,dominaban diversas subtribus de etnia Anandrona,de curiosos cultos agrarios y un dios de la vegetación y el maíz llamado Chipotec. La parte oriental de la cordillera andina-denominada en Chafundiolgg Cordillera Nacional-delimitaba un área de tribus de muy diversa raza y costumbres a las de los indios de la vertiente del Pacífico.Dominan allí los Jívaros o Jiborianos,los Motilones y los Tiquismiquis,así como los salvajísimos Bocotudos.Pese al relativo desarrollo de un incipiente pre-estado en el siglo II dC por parte de los descendientes de la cultura Zapuerca,inferior en organización a las civilizaciones avanzadas del Sur-Chibchas y Omaguas de Colombia,Quitos y Cañares de Ecuador;pueblos peruanos cuya última fase es el Imperio Inca-,y con algunos rasgos que la relacionan con los pueblos mesoamericanos y del área caribeña,sus manifestaciones se mantuvieron a un nivel semejante al de los pueblos de las culturas Adena y Cahokia de América del Norte,con pueblos de empalizada, fortificaciones de terraplén y pirámides circulares de barro. La guerra entre los dos pueblos civilizados de Zapuerca (Charrimeconas)y Tres Carajos (Chochimecas o Uhurus) arruinó en el sigloVII la única ciudad prehispánica de importancia, Dipenda,centro del culto al dios Chipotec o Chipote. Los indios Cagarrúas, Quilates, Cojones y Anandrones son descendientes degradados de esa incipiente civilización. (Quilates y Cojones de los Charrimeconas; Cagarrúas y Anandrones de los Chochimecas o Uhurus). Del siglo VII al X, se produjo una centrifugación del ámbito antes ocupado por el “Estado” Dipenda, y aun de las propias tribus, que se subdividieron y balcanizaron. Se tienen barruntos de incursiones de los indios amazónicos en la parte occidental y luchas en la cordillera.Pero está comprobada una invasión en toda regla de los indios Jiborianos en las tierras de los Cagarrúas y Cojones,que recoge la literatura oral. Los indios Quilates utilizaron la rada del actual puerto de Santa Fe de Chafundiolgg para un respetable comercio con el norte y hacia el sur.Tallaban grandes estatuas de madera,de las que sobreviven escasos ejemplares.Entre los siglos X y XVI los indios Quilates habían desarrollado una nueva organización política, en confederaciones, en lugar del modo antiguo de nucleación entorno a un centro civilizador, y son inextricables las guerras que se desarrollaron en ése período a causa de su designio dominador/pactista, dividiéndose la población de la parte occidental en unos cincuenta grupos tribales, todos filiables por lengua y tradiciones a los cuatro grandes grupos que hemos mencionado para la parte occidental.

Conquista y Coloniaje

Sebastián de Guadañángel,enviado del gobernador de Panamá,dejó escrito,en su “Relación”,que “los indios formaban una comuna o república,como Génova o Venecia”;se refería a los Quilates.Ello no obstó a que,en 1542,exterminase a toda la clase gobernante en el curso de un banquete,haciéndose con todo el territorio costero de Chafundiolgg.Fundó Santa Fe de Verdes(de donde Chafundiolgg fue llamado muchas veces “Territorio de Verdes”,”Santa Fe”,o,con cachaza,”la Verdulería”),y redujo a todos los indios “a vasallos de su Casa”,pero hubo de chocar con tropas procedentes del virreinato de Nueva Castilla o Perú al mando de Juan de Aironsáy, incidentes que se resolvieron en su destitución. El territorio de Verdes se incorporó al virreinato del Perú. Guadañángel, al mando de un ejército particular,principalmente mejicano, y en connivencia con el virrey de Nueva Granada, reconquistó el territorio y estableció ahora en regla la encomienda y la mita, siendo uno de los tiranos mencionados por Las Casas. Señor feudal del territorio que gobernó a horca y cuchillo,hombre de a caballo,proyectó pasar de la Costa al Agro, la llanura o Pampa que compone el grueso de la parte occidental de Chafundiolgg,y realizó una larga cabalgada que le llevó hasta el otro lado de la Cordillera, a la Selva.Fue sitiado en su castillo-así le llamaba-de Ahorcabuey por tropas del virreinato del Perú, capturado y ahorcado,en 1562. En 1570, por razones administrativas, pasó de nuevo Santa Fe de Verdes a Nueva Granada,estableciéndose, dada “la poquez del territorio”,una Sargentía General,que funcionó con bastante independencia.El Sargento General Arrizabalaga, gobernador de Verdes,extendió a “la Pampa” o Agro el poder hispánico,luchando duramente con las tribus de indios Cojones y Cagarrúas. El ataque externo federó las tribus por lenguas,e incluso se llevó a cabo una Gran Coalición que prácticamente agrupó a todos los indios chafundiolgueños a excepción de las veinte subtribus de Quilates, esclavizadas a la mita y encomendadas a una población pequeña,pero en crecimiento,de españoles, reclutados por Arrizabalaga por sus méritos criminales y por sus pintas patibularias.Arrizabalaga exterminó completamente a los flojos Anandrones. Según sus propias palabras:”porque todos los anandrones son unos ma…”.Sobre los feudos otorgados por Arrizabalaga y que reconocían algunos repartos hechos antes por Guadañángel-entre ellos Castel Guadañángel,que llegaron a ser marqueses-se establecieron las principales estancias o latifundios,base de la clase de terratenientes criollos. Arrizabalaga desembarcó al sur del cabo Chapuza,tomando por la espalda la aldea capital de la federación Cagarrúa,y la pasó a cuchillo,fuego y saco. Mientras tanto, Evaristo de Santa Juana,su lugarteniente,desde Santa Fe de Verdes,avanzaba en columna contra el grueso de las fuerzas indias confederadas.El choque del primero con la hueste de los caudillos indios Tupolicán y Tigretón deshizo la coalición india.Los caciques fueron ejecutados en la rueda.Entonces,desde ahí,cayó Arrizabalaga sobre la capital de los indios Cojones,que siguió suerte semejante.La inmensa masa de indios apresados fue establecida en tierras de encomienda bajo servidumbre. No lejos de las capitales indias,y en otros casos desarrollando los incipientes núcleos de población indígenas,se fundaron la docena de ciudades españolas que constituyen el grueso de lo urbano en el país,y hacen a modo de un abanico alrededor de la Capital:San Marcos,San Lucas,San Mateo,San Juan,San Pedro,San Pablo,Santiago de Verdes,San Luis de Mofeta,Guadalupe de Verdes,Presidio de la Mita,Castillo Valdés, Ahorcamientos, San Joaquín y Garrote.

Hacia 1590 el fraile Luis de Ventorrillo-luego ejecutado por sodomita-escribió la “Crónica de Santa Fe de Verdes”.Hacia 1540,Renato Hans Von Diolgf,llamado en español El Chafundiolgg,piloto al servicio de los Fugger,había cartografiado las costas y trazado su famoso Mapa de Chafundiolgg,donde aparecen las costas del país,y sobre el hinterland,el nombre del cartógrafo,que postulaba así se le diese al país su nombre.”C.HnsFnDiolgG Terrae Pars”.(La G final de Geografía,C por Cristiano;dime de qué presumes y te diré de qué careces:era descendiente de husitas y checo).De ahí que algunos historiadores románticos hayan dicho que “Chafundiolgg” era su verdadero nombre,dado que “a lo eslavo toda rareza idiomática se le puede atribuír”,y que otros,más modernamente,hayan dicho que “Chafundiolgg fue descubierta por un Checoslovaco”.Otras leyendas de la confusa época de la Independencia inventaron toda una historia con Chafundiolgg desembarcando y tomando posesión del país en nombre del Sacro Imperio Romano Germánico y no de España,cosa que el propio interesado se había atribuído en un dudoso Memorial.A los chafundiolgueses descendientes de europeos pero no españoles ni criollos,ésta vinculación directa de su patria a Europa les encanta y justifica.Una veta de folclore popular hace a Chafundiolgg el Conquistador,y otra más el Libertador,donde evidentemente se le confunde con el general Kravatsky,general mercenario austríaco,Primer Protector de la República de Chafundiolgg,y que firmaba muchas veces “Chafundiolgg”.Pero sería injusto no atenerse a la historia,por confusa que sea,dadas las querellas que se han visto desde inicio.Guadañángel y Arrizabalaga son,en dos fases(1542-1562 y 1573-1600),los Padres de la Colonia y los que conquistaron lo sustancial de su territorio y lo organizaron al modo hispánico.

En 1600 el Sargento General Lavalleja de Rebuzneda,sucesor de Arrizabalaga,estableció una imprenta y un colegio,y llamó a las órdenes de franciscanos y jesuítas al país,donde sólo habían ido algunos frailes mercedarios hasta la fecha.Con su mandato,hasta 1620,la parte Occidental de la actual República de Chafundiolgg quedaba totalmente sometida y relativamente normalizada al régimen colonial.Algunos de sus subordinados,como antes un teniente de Arrizabalaga,y como el propio Guadañángel,se habían internado en la Selva del otro lado de la Cordillera y dejado “Informes”y “Relaciones”,algunas muy curiosas,pero que desaconsejaban todo intento de extender los mojones de la Colonia en ésa dirección “por ser selva impenetrable y llena de indios de instintos asesinos”.El más destacado de estos exploradores fue el capitán Luís de Cuenca.(“Relación de veinticuatro jornadas adentro de la Selva Oriental de Santa Fe de Verdes,con notación de la mísera vida inhumana de aquellos paganos que viven en el Infierno y se refocilan en Satanás,generador de su raza”,1634).

Santa Fe de Verdes contó con Obispo desde 1570.Escribiendo en 1626 el prelado que ocupaba la silla,Exmo.Mons.Rafael del Cielo y Angelines su “Historia de las Misiones en Santa Fe de Verdes y Colonia,sacando en limpio desde la primera”.Quedó para quien se considera el primer escritor nacional,el mestizo Joselito Cabezón Caradecuerucumác-álias “la Josefina”-,la composición de la fundamental “Historia General de esta tierra de Cagarrúa y Quilate llamada Santa Fe de Verdes o Antigua Respública o Reyno de Cagarrúas, Quilates,Cojones y Anandrones,desde que se pobló de personas”(1645),donde recoge todos los materiales de fuente de diversas “Relaciones” de frailes y de soldados,y también las fuentes orales a su disposición,dado que descendía de la casta de hombres-memoria de la tribu Cojona.Es aquí donde,más que en otros textos,se explaya el conocimiento de los cultos agrarios del maíz del dios Chipotec,que el neoclásico Jerónimo de Ramoncín,en el siglo XVIII,compararía con los de Cibeles y Atis (“Idilios Indios o Amores de Chipotec y Chichica”),referencia rescatada “a lo bravo” ya en el XIX por el romántico Barrabás Salomé Balfegor,el Byron local (de nombre auténtico Emeterio Derelicto Fagor,de origen vasco) en su “Canto Infernal al Chipote”,considerada una de las obras cumbres del calaverismo.Acrece el interés puramente cronístico y de conocimiento antropológico,en tanto que fuente casi enciclopédica,de la obra del mestizo Joselito Cabezón Caradecuerucumác-álias “la Josefina”-,el que muestre también los inicios del arte barroco mestizo,al inventarse-no tiene otro nombre-toda la serie de eslabones humanos entre los iniciadores de las tribus indígenas y Sem,Cam y Jafet,y en último término,Adán.

Época Colonial.La Sargentía General de Verdes

Los Sargentos Generales Lavalleja de Rebuzneda (1600-1620),Francisco de Castel Guadañángel de Alt(1620-1633),y Tomás Porto y Cabestro (1633-1650), hicieron cuanto estuvo en su mano para atraer población española,procedente sobre todo de La Española,Cuba y México,y también del Perú,y asentarla de encomenderos de indios,que fue la base de la organización colonial en Chafundiolgg.No tardaron en surgir conatos de pelea entre los ya asentados y los recién llegados.Una veintena de descendientes de los Conquistadores dominaban todo el norte de la Llanura cercana a la Capital y el occidente del Agro con sus latifundios,poseyendo ejércitos particulares para meter en cintura a los indios.En esta parte se alzaban unas pocas iglesias mercedarias.La Capital,ya relativamente grande y fortificada de cara al mar,tenía una población más diversa,donde se mostraba la sociedad mixta y estratificada del Coloniaje,dada su situación de paso entre Panamá y Perú,y donde recalaba a veces la Nao de Acapulco procedente de Filipinas.El resto-sur de la Costa,extremo oriente,centro y sur del Agro-eran tierras de mita dominadas directamente por “la Corona”,o sea por el Sargento General.Y algunas avanzadas en las estribaciones de la Cordillera ojeaban una posible incursión de los indios de la Selva.Este resto fue el que,conservando puntos estratégicos y estableciendo nuevos feudos para sí propio y sus capitanes,los sucesivos gobernantes quisieron “abrir” a la población española de menor categoría a la que se reservaban ellos y los nobles-embrión de la oligarquía criolla-,para aumentar,sobre todo,el número de españoles de raza reclutables para el Ejército. Pues los gobernantes sabían que,en los tiempos de la Conquista e inmediatos,habían ido a veces desesperadamente cortos de hombres.Y aunque ello hubiese generado en los primeros años un denso mestizaje ilegítimo-barraganas-y legítimo-princesas desposadas-,los sucesivos Sargentos Generales preferían la población directamente española,nacida o no ya en Indias,pero de raza pura,y desde luego,preferían a los nacidos directamente en España.Aunque en esto hubo preferencias particulares.En la segunda mitad del s.XVII el Sargento General Luis Maria de Infiesta Igurren Yserenbaregarren fomentó un nutrido poblamiento de vascos,que se establecieron sobre todo en la Costa al sur,por el cabo Chapuza,donde organizaron la pesca,ya de antiguo practicada por los indios.En cualquier caso,iniciada esta población deliberada con los Sargentos Generales de la primera mitad del siglo,produjo,en líneas generales,una casta intermedia de pequeños propietarios,al cargo de grupos de entre veinte o cien indios sometidos o a encomienda o a mita o a las dos cosas.Alrededor,como servidumbre,capataces y guardaespaldas,se arracimaban los mestizos.También se crearon en la costa distritos enteramente poblados de peninsulares,tal y como en el interior subsistían,bajo encomienda religiosa franciscana o jesuíta,distritos puramente indios.Y en el extremo norte,bastante cálido y propicio,un criollo importó los primeros negros para dedicarlos a la caña.Estos harían raza,los famosos Mulatos,concentrados siempre geográficamente en ésa zona que más tarde fue englobada por la provincia capitalina.

A la sazón, la base de la economía de la Colonia de Santa Fe de Verdes era,en gran parte del Agro,el trigo,importada su simiente de Europa,reorganizado sobre los territorios de los indios Cojones,Anandrones y Cagarrúas;y en los llanos,la ganadería,donde se habían introducido las vacas y borregos.En las estribaciones de la Cordillera y en los pueblos más indios,que algunas zonas quedaron,en las que la encomienda se desarrolló por órdenes religiosas y no por particulares,continuaron los cultivos indígenas:maíz y patata.Alrededor de la Capital surgió una huerta con cultivos indios y peninsulares,como las naranjas.Entorno a las factorías pesqueras se establecieron salazones.En la Colonia no se halló oro ni plata ni esmeraldas.Algunas minas de hierro y cobre.Y toda la piedra que se necesitase,en la subcordillera norte,que separaba la Colonia del resto de posesiones españolas por un hinterland selvático que restó casi inexplorado hasta mediados del siglo XVIII. Ya se sabía de hacía rato que por toda aquella costa no había nada que rascar.Sin embargo,el papel de escala útil fomentó el comercio;y los Sargentos Generales procuraron atraer comerciantes de donde fuese,y su propio Servicio-así le llamaban,”el Servicio”,nombre que llegó a causar terror-requisaba,organizaba y aportaba “Suministros”,que el Estado,o sea el Sargento General,”daba” a los “barcos propios”.(O sea,vendía a provecho suyo a cualquier barco que pasase por allí).

Más tarde introdujeron el tabaco y el café.Mientras que en las huertas se diversificaban los cultivos.La oligarquía importaba telas,armas toledanas y armaduras,vino y objetos suntuarios.El Estado,pólvora,munición y cañones.Los libros eran todos o religiosos o de caballerías,y se leyeron las primeras tiradas impresas en Lima y Méjico.Eran especialmente queridos los folletos que portaban estampas “de calaveras”,y los relatos,orales o rudamente escritos,”de demasías” o “de barbaridades”.La superstición hispánica y su imaginario se nutrió de espectros indígenas y a éstos se les poblaron los sueños de miedos de 800 años de Reconquista.Luego les vendría encima su antiguo aporte como “modo nacional” criollo oficial,obligatorio.Como la viruela,la fantasía es lo más transpersonal que existe.La primera industria autóctona que se estableció,como es evidente,fue la de espadería.Simón Cañares Cúmac(1560-1635),el primer artífice indígena del hierro,realizó un número de armaduras completas de peculiar estilo charro,que más tarde se han considerado las piezas artísticas más características de la época colonial de Chafundiolgg.Despreciadas,aunque las de primera calidad-“de capitán“-ya eran caras en su época,por los nobles,a favor de las armaduras españolas o milanesas de importación,en el siglo XVIII fue signo de distinción coleccionarlas por ésos mismos nobles.Casi todas están confeccionadas para tallas de aproximadamente 1,50.

Durante la primera mitad del siglo XVII el capitán Alfredo de Arrestos exploró las relativamente cercanas Islas Semíramis, pobladas por unos escasos indios de linaje distinto a los de tierra firme,y que eliminó o deportó a la Capital.Y allí organizó un escueto puerto,que fortificó.(Puerto Semíramis,1618).Ello dio pábulo a que se construyese la primera Armada propia de la Colonia:dos bergantines armados,un galeón y un par de galeras rápidas,inservibles para el combate en estas latitudes y desarrollo del cañón,pero inestimables como mensajeros y exploradores,porque los vientos acostumbraban a ser malos.Las islas,todo hay que decirlo,fueron bautizadas “Semíramis” por una india que vio de lejos el descubridor desde la barca,quien barruntaba no fuese aquello ínsula de ensueño,o cosa parecida.Que la calor y el aguardiente creaban Quijanos por doquier,a la sazón.Ni era Dido aquella señora con cara de bagre,ni era él Eneas.

Estas islas ocasionarían grandes disgustos y ocultos gustos a los Sargentos Generales de la segunda mitad del siglo XVII. Puesto que,no se sabe venidos de dónde,surgen de pronto los piratas,mestizos mandados por cabecillas de nombre inglés,que se apoderan de ellas en 1659.El Sargento General Muñoz Revuelca ni intenta recuperarlas.Sin embargo,los piratas,amén de establecer factorías para cazar las focas que recalaban en ciertas estaciones del año en las islas más septentrionales,de la cual carne lograron conservas más que aceptables con que aprovisionaban más barato a los buques en escala;atacaban además los barcos que mejor les parecía,en embarcaciones rápidas e indefendibles pero con artillería pesada,a todo o nada y soy más rápido.Pronto establecieron un impuesto,por el cual los buques que se aprovisionasen en Puerto Semíramis no serían atacados,y los que lo hiciesen en Santa Fe de Verdes,serían hundidos.Ello arruinaba la Colonia,como es evidente.Por esto el Sargento General Yserenbaregarren,de quien ya hemos hablado,en 1670,tras pedir ayuda al Virrey de Nueva Granada y éste decirle que “no hay olivas ni olivares”,y recurrir al Virrey del Perú y decirle éste “que se encomendase a la Virgen”,hubo de reorganizar a fondo la Colonia para dar la batalla y reconquistar las islas,so pena de perderse la Colonia toda por crack y haberse de “chapar la parada”.(Bueno,no lo dijo así,pero el equivalente en euskera entreverado de castellano de Cervantes con los acentos puestos en la sílaba que no van).Reforzó la Milicia Colonial y reclutó la flota vasca del Sur,a la sazón ya en parte mestiza.Ofreció la libertad respecto de la mita a grandes contingentes de indios del sur del Agro,en la zona de encomiendas religiosas,si se alistaban;y formó con ellos un Tercio.Y puso a todo el temido y temible “Servicio” a contribución de Intendencia de su Cabalgada contra los piratas.

Fue derrotado, tres mil indios se pasaron de bando al desembarcar, los piratas, avisados por una densa red de espías y ojeadores en la Colonia,incluso en el despacho del Sargento General,habían aportado buques de guerra de tipo europeo,comprados por su banquero en Panamá y armados en Acapulco,y en fin,superaban por mar a los bergantines,galeón vestusto,galeras y buques de pesca vascos.Yserenbaregarren se fue a pique en el “Verdes”,el Galeón de la Colonia,buque que contaba ya a la sazón setenta años de honroso servicio.La Milicia quedó diezmada en la playa y en el mar,con las fragatas estilo francés mexicanas bombardeando sin parar su retirada por toda la manga de mar entre las Islas y la ensenada de Santa Fe de Verdes,donde,al alcance ya de la artillería española de tierra,prudentemente se retiraron.Debieron morir 1500 españoles,de ellos 350 vascos,casi todos capitanes y armadores,y unos al menos 5000 indios.Los 3000 que se pasaron a los pìratas terminaron en las minas del Alto Perú,en Potosí o en un “Lager” aún peor,previa venta por el simpático y hollywoodiense “avent-la-lettre” capitán Errol Delfín,capitán general de la Filibusta.Sobrevivieron 2000 españoles y unos 500 indios,entre los cuales supervivientes el capitán Blas Mastuerzo de la Verguilla,teniente de las galeras.Sin esperar órdenes de Nueva Granada,los más significados “Nobles” se reunieron en Cabildo y eligieron Capitán General Interino de la Colonia.Y bien se dice,Capitán,que hartos estaban ya de Sargentos.Se ha dicho que éste fue “el primer grito de Independencia” y tal y cual,pero nada de nada,rellenar renglones de verso unos desocupados ahítos de aguardiente o del bebercio del torero un siglo más tarde.(Luego hablaremos de las corridas de toros en Chafundiolgg,que vale la pena). Los líderes naturales de la élite colonial eran los marqueses de Casa Guadañángel y el conde de Vargas Machucaindios,que postularon a Blas Mastuerzo de la Verguilla,y que éste “defendiese la Costa”.Los comerciantes de Santa Fe de Verdes no eran de ése parecer,pues con aquellos piratas o se les derrotaba o se iba a medias,so pena de irse al carajo el comercio,extremo éste que importaba poco a los terratenientes del Agro,siempre anhelantes de fundar un reino agrícola patriarcal y hostiles a la ciudad pese a lo mucho que de ella sacaban. Los comerciantes postulaban al experimentado navegante Juan de la Bandurria Antaño,y demandar imperiosamente ayuda a los visorreyes de Nueva Granada,Perú y hasta Méjico. Pero no hubo caso.

Bandurria Antaño era navegante demasiado avisado.Se acercó de noche a las islas y parlamentó muy larga y embozadamente con el capitán Errol Delfín.A pocas fechas éste izaba bandera con cruz borgoñona.Ya era gobernador de Puerto Semíramis.Se dice que fue el comerciante Xavier de la Pela el ideador del apaño:si el buque pasaba por la Capital,el “Servicio” lo desplumaba,y si burlaba la Colonia,lo detenía el gobernador de las Islas,izada una bandera blanca con cruz de San Andrés o izada una graciosa bandera negra donde campeaba un esqueleto con una Gran Sonrisa y un reloj de arena en la mano.Sin testigos no hay denuncia,bien entendido.Y se arregló un satisfactorio 50%.No se crea que los piratas salían perdiendo,porque el señor Errol Delfín tenía la cabeza puesta a precio en Virginia,Cuba y Venezuela,motivo por el cual había cambiado de mar hacia vientos más sanos a sus pulmones,tal y como algunos de sus colegas habían cambiado el Caribe por Madagascar,y,aunque tardase un par de años la cosa,dada la ineptitud colonial que a él le daba la vida,finalmente se armaría,de modo inevitable,una flota combinada virreinal que,por mucha máfia que le sustentase,como de hecho le sustentaba,en Panamá,Acapulco y la propia Santa Fe,terminarían por hundirle u obligarle a internarse en el inmenso océano Pacífico.Ahora bien,de esta fecha se añade,a la brutalidad y arbitrariedad del “Servicio”,la Corrupción.Pues aunque el siempre sonriente capitán Errol Delfín murió finalmente ahorcado en El Callao en 1701,la Capitanía General de Santa Fe de Verdes usó desde entonces de la piratería encubierta para completar sus ingresos.Estaba muy claro que en las Semíramis más alejadas podía traficarse con esclavos-sin mirar si fuesen súbditos reducidos a la benéfica mita y protegidos por la Corona-,o fuesen negros criados en el criadero al norte de Santa Fe,o indios de la Selva capturados en Entradas a por Esclavos;se podía salazonar cuanta cosa que se moviese por tierra,mar o aire como “cecina de primera calidad”,desde lagartijas a cucarachas;dar sal con arena,pan y galleta hechas de aserrín,y desde luego aprovisionar en secreto a buques de potencias enemigas o declarados piratas que atacasen otras posesiones españolas.Esto último fue frecuentísimo en el XVII,lo primero daría sus frutos en la segunda mitad del siglo XVIII,cuando la Royal Navy sabía dónde aprovisionarse en la costa Pacífica española de América del Sur en plena guerra contra España.Y ya podía Amat en el Perú levantar tropas y baluartes.Pero en este caso curioso se ligó ya la masonería,como veremos.Pues la “red de apoyo civil a la Royal Navy a escala mundial”,por llamarla de algún modo,entró en Santa Fe de Verdes de la mano de la primera Logia masónica,que hizo furor entre los señoritos desocupados y entre los “Salamancas” embozados y desafiadores de toda autoridad divina y humana a fuerza de largo estoque.(De donde nació el calaverismo).
Tras el “Arreglo” con el siempre sonriente capitán Errol Delfín-su frase preferida:”no hay problema”,que fue la última que pronunció en el patíbulo-,la gobernación de Santa Fe de Verdes se convirtió en otra escala de la máfia,de la cual no conoceremos nunca los detalles,que se extendía,focalizada en banqueros de Panamá y armadores de Acapulco,desde el despacho del Virrey de Nueva España hasta el despacho del Virrey de Nueva Castilla,pasando por los despachos del Virrey de Nueva Granada,el Capitán General de Guatemala,el Sargento General de Santa Fe de Verdes y el Capitán General de Chile.No abarcaba,porque todo lo humano es,¡oh¡,limitado,ni la Audiencia de Charcas ni el Virreinato de La Plata.Sesudos hermeneutas cuando no amautas remontan a esta mafia el luego famoso “Yunque” mexicano.


La Gran Guerra India en particular y el Problema Indio en general

Pero el gran desafío que hubo de afrontar la Colonia fueron las sublevaciones de los indios y en particular la Gran Guerra india.Desde la reducción de los Quilates a servidumbre y a mita,por Guadañángel;y desde la derrota y sumisión de los indios Cagarrúas y Cojones por el Sargento General Arrizabalaga,ejecutando a los caudillos Tupolicán y Tigretón,todos los indios del país habían quedado sometidos hasta los Andes.Recuérdese que Arrizabalaga había exterminado a los Anandrones.El lugarteniente de Arrizabalaga,Evaristo de Santa Juana,terminó de someter la parte más alejada de la Capital,el Sureste.Aquí estableció militarmente la aldea de Cajacuadrada,que luego devendría ciudad minera al pie de la Cordillera.Esta zona,habitada por indios Cagarrúas casi en su totalidad,fue entregada en encomienda a unos pocos españoles particulares y a la Orden religiosa mercedaria;luego sería sustituída por franciscanos y jesuítas.Esta era la parte más extrema del Agro.El resto del Agro,territorios de Anandrones,Cojones y Cagarrúas,fue,en un proceso más o menos imparable,dividido en estancias,que se establecieron como encomiendas feudales.Allí la mita se prestó como trabajos de índole diversa,pero finalmente en el cultivo del trigo importado de España,y en los cultivos de las “chacaras” indígenas:maíz y patata,fundamentalmente;y la parte norte del Agro fue dedicada a la ganadería,con las crecientes cabañas de vacas y borregos,así como criaderos de asnos y mulas,y en especial de caballos,de importancia militar.Los estancieros de Castel Guadañángel y de Vargas Machucaindios,así como más tarde Segismundo Matamoros y su hermano Bohemundo,se convirtieron en los principales proveedores de caballos para la “nobleza” encomendera,para la Capital y para la Milicia.A partir del siglo XVIII,Matamoros criaría reses bravas,pero no nos adelantemos.Esta importancia y la riqueza y extensión de sus estancias(Chafundiolgg es un vasto cuadrángulo de 1000 kilómetros de “entrada” por 650 de “altura” en su parte de acá de los Andes;más tarde se añadió una “pezeta” de 150.000 km cuadrados de Selva)daría a estas familias la ocasión de ser ennoblecidas,merced a las dádivas a Bogotá y Méjico,así como a Lima,donde procuraron poner casa,y oportunas gestiones en Madrid.Los Castel Guadañángel,olvidado-o no-el prócer fundador de la casta,fueron marqueses de Castel Guadañángel de Alt,los Vargas Machucaindios,condes;y condes también los Matamoros,criadores de reses bravas.Sus estancias,al norte del Agro,no requerían una excesiva población india,aun cuando al principio se midió la importancia personal por los indios encomendados a cada uno.Para el cuidado de las reses se contrató personal español pobre,y luego mestizado,con incesantes aportes de más españoles,que dio lugar a las casta de jinetes o gauchos,palabra de origen uruguayo que corrió,a través de las llanuras del Paraguay,hasta Santa Fe de Verdes.Es de esta época que se empezó a llamar a los indios en general moros,y a los indios de la Selva los Moros.Este uso se transmitió en el habla criolla,y aún hoy se oye a un viejo indio decir “si hay moros en la costa”,para referirse a cualquier enemigo,y en su caso,generalmente,a la Policía Rural,descendiente y en cierto modo enemiga de aquellos gauchos.Como en las estancias no hacían falta,fueron expulsados los indios de varios modos;unos “desaparecieron” camino de los mercados de esclavos,y reaparecieron sea en Panamá sea en las minas del Potosí;otros fueron arrinconados;finalmente,se concentraron,replegándose,sobre las provincias del Sur del Agro,dedicadas más al trigo u otros cultivos que a la ganadería,o emigraron a la ciudad.Una pequeña parte de descendientes de los indios Cojones adquirió el caballo y se hizo brava,acechando y rondando las haciendas para refugiarse en las estribaciones montañosas del Norte,donde un ramal de los Andes descendía a la costa,o en las tierras yermas de los antiguos Anandrones que de antiguo se conocían por Desierto de Tumác.(En realidad,estepa seca de transición a la subida al Altiplano).Al Sur de la Costa,los indios Cagarrúas fueron totalmente desplazados por los vascos y por los mestizados,variopintos,sometida la Costa a una contínua emigración española o criolla,y,tras la abertura del Canal de Panamá-mucho más tarde-a masas ingentes de italianos,españoles no criollos (“gallegos,canarios”),ingleses y alemanes,sin descuidar norteamericanos y algunos franceses.Los negros,todo hay que decirlo,eran importados y empleados en la caña,pero luego se hizo criadero,y restaron pocos en el país,pues eran exportados.Pero su problemática es distinta y ya hablaremos de ellos más tarde.Así las cosas,la zona de encomiendas agrícolas y mineras se establecía al Sur del Agro y el Sureste,antes de la Cordillera.Ese era el reino de los frailes.

Los Quilates se sublevaron,en el Agro Capitalino,o la Huerta,en 1590,1605 y 1625.Después de esta fecha,el Sargento General Francisco de Castel Guadañángel de Alt,mostrando cierta casta toril y cerril de su célebre antepasado,les redujo con mano de hierro y les deportó a las Islas Semíramis,donde,mientras los iba remitiendo por partidas a El Callao,los tenía trabajando hasta la muerte en obras de fortificación o recogiendo marisco.Sólo queda rastro de ellos en el difuso mestizaje o su gota se ha perdido ya en un mar donde se echaba por encima “agua española” continuamente.Recuérdese que Don Francisco de Castel Guadañángel de Alt,con su barbón medio rubio,llevaba sangre india de esos mismos Quilates y en teoría era su rey,por herencia de Don Sebastián,aquel figura.

Los Cagarrúas se sublevaron en 1615 contra los vascos,todavía pocos,y otros peninsulares y criollos,que se habían quedado con sus pesquerías.Era a la sazón Sargento General Lavalleja de Rebuzneda-¡nada menos¡-.De esta sublevación queda un nombre indígena,al contrario que de aquella de los indios Quilates.Es el cacique Amaroupocón,que asesinó a más de cien encomenderos y levantó un ejército de tres mil indios.Lavalleja de Rebuzneda cayó sobre él a caballo y a armadura completa,y en dos batallas lo desbarató.Empujando a los indios armados hacia el mar,procuró arrear a su población civil hacia el interior,y la milicia de pescadores españoles de la Costa hizo de yunque como el Sargento General hacía de pesado martillo,”cubierto de ferre”.Los restos los arcabuceó y sometió a bombardeo desde sus bergantines.Amaroupocón no pareció jamás.Y a los supervivientes los hizo degollar.Hecha esta buena obra,y habiendo salvado la Cristiandad,descabalgó y rezó a Nuestra Señora de Guadalupe,a que estaba dedicada una cercana ermita,arrodillado en su charra armadura cual Palmerín u Orlando Furioso.Y tras santiguarse,como dice el romance,”salió tras los filisteos,que Sansón era/de los españoles el fuerte señor/nuestro Sargento General/Don Luis de Lavalleja y Rebuzneda”.De los restos de “los filisteos”,el Sargento General hizo una partida para esclavos a vender y que se fueran lejos de la Colonia y no la infectasen,y otra partida la encomendó a los frailes de Cajacuadrada,”porque los salvasen”.Así quedó extinta la raza Cagarrúa de todo el Occidente de Santa Fe de Verdes.

En 1630 se sublevaron los Cagarrúas en el centro geográfico del país,región de llanuras,donde la extensión de las haciendas y la Mesta local chocaba con las tierras que disfrutaban-es un decir-todavía los indios bajo encomienda.Esta,aquí,era laxa.Los encomenderos eran la veintena de terratenientes “de la sangre directa de los Conquistadores” que se habían deshecho de los incómodos indios,sustituyéndolos como peonada por la peonada a caballo de los gauchos-en estas calendas llamados jinetes de estancia o sirvientes cristianos de a caballo-,y que mantenían sus lazos de encomienda al modo de los señores feudales o el patronazgo romano.”Desde lejos”.Veamos el caso más paradigmático,el de los Castel Guadañángel .Encomenderos de 15.000 indios,éstos se establecían en tierras externas a la provincia-hacienda de los futuros marqueses,que se dedicaba a la ganadería.Porque la riqueza de la Colonia se debía al comercio,y aprovisionar de carne a los buques era su principal actividad,cumpliendo el criadero de negros de la Costa,las salazones del Sur y la Huerta de la Capital,prácticamente con toda la función “metalizable” del país.Los indios no podían vendérselos,puesto que eran súbditos libres del Rey,salvo ocasionalmente y fracturando la legalidad;los indios,cristianizados ya,o bastante,no daban aquí motivos de queja ni se alzaban,y,bajo sus propias autoridades indígenas,las de sus caciques considerados “en teoría” “tan libres vasallos como castellanos nuevos,al menos,y a veces como castellanos viejos,si de reyes viniesen”,cumplían sus deberes religiosos con los frailes y pagaban sus censos al Señor de Encomienda.Incluso aumentó ligeramente su población en estas comunidades,al introducirse los cultivos europeos y poder echar el diente,a veces,a borregos y vacas que antes desconocían,y poder comer pan de trigo y beber vino.Esta relativa prosperidad contrastaba con el balance general de descenso en picado-por despoblación forzada “por pezetas”-de la población indígena en el total de la Colonia y en el total del Coloniaje en las Indias todas.Pero los indios sobraban.Así de claro.El futuro de la Colonia era poblarse de españoles en la Costa y ser un eterno criadero de vacas en el Interior.Y,como buenos señores y naturales a sus súbditos,en el espíritu de buenos encomenderos y protectores de su pueblo,los Castel Guadañángel de Alt aumentaron los censos e introdujeron-de casta les venía a los galgos-los añorados y nunca olvidados Malos Usos.No nos alarguemos.El cacique Uhupuyu se quejó a los frailes,pero no habían olivas ni tampoco olivares.Se quejó al Obispo pero cantaban los pajaritos y sonaban flautines angélicos,¿o es que llovía?.Luego,degolló a los frailes,nombró Obispo de los Indios a su cuñado,y al capataz de Don Guadañángel,aquel bendito Benito Miquelet que siempre sonreía-sin ser inglés-y que siempre se dirigía a los indios diciéndoles “eh,che”,y que siempre decía tras ejercer el derecho de pernada,”¿haveu probat l´arrós de rata?”,a ése jinete de cuera,alforrado y de tachuelas,le sacó la piel en vivo.No fue bonito,es verdad,pero ¿qué quieres?.Al cacique indio se le había pegado lo de “no hay problema”.Es la civilización y la interculturalidad.A Simón Macabeo invocó aquel pobrete y dulcísimo cacique Uhupuyu,mientras puso a los suyos a forjar espadas,rodelas y flechas hasta hartarse, y dos cañones. Era la Solución Final,digo. Que a don Francisco,encomendero de aquella comunidad y Sargento General de la Colonia,le hicieron los ojos chiribitas en ver qué buen servicio le había hecho,aunque póstumo,aquel buenazo del “che” Miquelet.Porque juntó a su propio ejército particular,lo unió al de todos los estancieros,y con esa Caballada y Gauchada,cayó sobre la comunidad-San Lucas de Rastrojos Uyupula-desde el norte,mientras la Milicia colonial “regida en regla de milicia”,caía desde el sur por la espalda de los indios alzados,al mando de su lugarteniente el capitán Don Mendo Escobedo.Quedó en esa Colonia el dicho de la Matanza de Don Mendo,que luego hizo fortuna peregrinamente.700 gauchos cargaron contra los indios de a pie,en número de unos 7000 combatientes.Iban alforrados y blindados,y no les hizo mella alguna la flechería.Los dos cañones del cacique,uno a derecha y otro a izquierda,hacían ruído y lanzaban pelotas,pero no tocaron a nadie.Y por la espalda las filas de arcabuceros,cubiertos por alabarderos con paveses,se renovaban en sus descargas,avanzando paso tras paso hacia la Indiada.La caballería militar caía sobre las poblaciones de la retaguardia indígena.Don Francisco de Guadañángel de Alt,más alforrado que el Golem,se cubrió de sangre de pies a cabeza.Medía las cabezas guadañadas por fanegas de tierra libres para sus vacas,y mientras,en el éxtasis del combate,volteaba la espada sobre su cabeza,a cabello suelto,veía en sus mientes a la vaca pastando,gorda,camino de la Capital en reata,despiezada en el matadero,salada y empacada en papel de estraza,y convertida mágicamente en “metálico”.Era de casta,el galgo.Y así abría melones.

Cuando fueron a darle garrote al cacique Uhupuyu,tras haberle dado cordel y tenazas y tizones,un poquín desarreglado,y con aquel aire de Mister Magoo que siempre tuvo, pero que a nadie pareció porque no se había inventado Mister Magoo,éste,con ésa frialdad de indio pero revelando,en una concordancia secreta a lo Parnasiano,un carácter inglés,dijo simplemente:”no hay problema”. Ya estaba civilizado. Su cuñado,Obispo de Indios,nuevo Ulfilas,lo pasó peor.Le quemaron vivo,por hereje. Lo más chulo del caso es que en lo alto de una nube una forma caprichosa escribía en pura caligrafía árabe “Alahú Akbar”.¿Hay alguien que se ríe en alguna parte?. Pero ya hablaremos otro día de la ciencia de los signos del cielo. Pero aun, tras las inmensas bajas de los indios en la batalla, aun degollados a lo compadre los prisioneros hasta cansarse la mano, todavía habían demasiados indios. Y así vemos, preocupado, a la luz de una vela,en una miserable choza india, a Don Francisco de Guadañángel de Alt dándole al melón,y trasegando vaso tras vaso de aguardiente.Se oía fuera un balar de borregos. ¿Por qué Dios era tan cruel con él?.¿Por qué, pese a su esfuerzo,sólo habían muerto ocho mil indios?.”No puedo más,no puedo más”,decía. Le dolía la mano y tenía callo en el culo. Un sirviente suyo le miraba enternecido, tuvo su iluminación.A los indios restantes los condujo en reata a la Costa y los vendió como esclavos. Y luego mandó sahumar las tierras donde habían vivido,para purificarlas.No había allí quien a tal señor,cabalgando alforrado a pelo suelto ante una barrera de altas lanzas al pasar la revista,no le tuviera por iluminado y místico.Y musitaban:”No en vano es de sangre real,que rey es de los indios Quilates y Señor natural de este país”. No olvidemos que 15.000 eran los indios a él encomendados,y había otros veinte señores encomenderos de más de dos mil indios, y ciento de encomenderos de más de 1000 y 500.Todos los de raza Cagarrúa de esa provincia siguieron igual suerte.

En 1640-mal año-se sublevaron los indios Cojones,ya mansos, de las estribaciones orientales del Agro con la Cordillera,ya muy lejos de sus antiguos territorios-a la sazón,estancias y haciendas-y arrinconados a malas tierras. Los motivos,no se saben.Pero se alegó de todo,e incluso ataques de los indios de la Selva y pasividad de las guarniciones “por ver si unos demonios se comen a otros y revientan todos,hijos de puta”(literal).El caso es que una Junta de caciques se alzó en Cabildo y,costumbre indígena,al parecer,eligió Obispo indio.Por jefe militar alzaron a Tupimongollón (José Joaquín Fernández Tupi Mogollón,1593-1644). Este,que sabía de leer y escribir,y que poseía los barruntos militares tradicionales de su tribu,aún vivos,y había reflexionado bastante acerca de la situación de la Colonia,las distancias y los medios de los españoles (“Castillas”,decía él),concluyó que a éstos sólo les interesaban las tierras para vacas,y que les dejarían en paz si se alzaban,pues las guarniciones en toda la provincia nor-oriental se reducían a doscientos soldados “de casacón” que decían,y unos 25 jinetes “de coraza”,con unos 70 caballos y mulas en total,que por estos interiores no se usaban armaduras enteras,que tanto furor harían todavía por la Costa hasta cumplido 1700.Sin otros paraderos menores,todas estas fuerzas de frontera tenían por cabeza y capital un solo castillo.Y allí que iba el cacique a por naranjitas y limones o a por sardinas en escabeche.Estudió a los jefes españoles,y sonreía cuando le llamaban el nombre del puerco.Concluyó que Don Joaquín-tocayo suyo-,grave varón de bigotazos “a las nubes”,ya blancos,momificado como en leche y con su gotita de sangre india “del comienzo”,era un oficial de segunda,y que a los peninsulares los dejaban en la Capital.Que no era estanciero rico de la Nobleza de la Colonia.Y que,de buscarse a qué clase pertenecía,habría que ubicarlo en la de español pobre,si no se hubiese alzado a teniente tras cuarenta años de servicios ingratos.Morigerado por la edad,se mantenía en su cámara trasegando vasitos de aguardiente y haciendo infinitos solitarios con los naipes.Pero no soltaba la espada y un juego de cuatro pistolas cargadas ni que se cagase de diarrea.Don Facundo y Don Jeliberto,los tenientes del teniente,con aires de capitán y arreos de tal pero en realidad cabos de escuadra,con cientos de millas cuadradas a su cargo-mandaban sobre un trozo más o menos como la provincia de Cuenca cada uno,que debían dominar con piquetes de treinta o cuarenta hombres montados,parte de ellos a lomos de mula-,eran verdaderos hijos de su chingada madre pero asnos rebuznadores,y no sabían niente,salvo un poco Don Jeliberto,que era un poquillo “plático en mandar tropa montada” al estilo más efectivo,a lo gaucho,que lo había sido,y delincuente,antes de soldado.

El cacique,con su mantita y su sombrerazo,se paseaba,tocando su caramillo,por la Fortaleza,el imponente  Presidio de la Frontera con el Infierno,en realidad un miserable fortín edificado con gruesos errores tácticos y sólo apto para oponerse a indios desnudos,de cien por cien metros,con tres “baluartes”,y en cada uno de ellos un cañón que había costado Dios y ayuda traer hasta ésas profundidades de la breña y la tierra de las tres cosechas.La fuerza de los españoles,una vez puestos en plan de ir a malas,y el sonriente cacique ya los había condenado a muerte,era la potencia de fuego.Los doscientos arcabuces o mosquetones y la abundante pólvora y munición.Era de respetar,si estaba toda junta,la fuerza de 25 jinetes a caballo “de coraza”.Y la debilidad de los indios su falta de armas,como no fuesen cuchillos,herramientas del campo y hachas.Ya había dado orden de fabricar cientos de buenos arcos y unas 40.000 flechas de punta de piedra o de virotes de chatarra.Y ciertos herreros fabricaban espadas según modelo de una espada vieja,que aportó un indio anciano.Rodelas de cuero de borrego o de llama,y al puro estilo morisco de Granada,no faltarían.O escudos de tablas.Era la interculturalidad,¿eh?.No dejó de tomar nota el cacique de que el pater de la guarnición-un hombrecillo diminuto peludísimo,bronco y mohíno de pelo rizado ensortijado y cejijunto,de una mala hostia impresionante-no hablaba con nadie y muchas veces decía misa para él sólo y para cuatro indios viejos que se acogían al fuerte a vender cañamones,o cosa parecida.Ningún soldado iba jamás a misa.”Herejes,paganos”,pensó el cacique.Ni dejó de notar que el alférez Rodríguez,ése tan majo que parecía una nena,pues eso,que sí,que era marica.Y sí que iba a misa,por la puerta de atrás y con bellos vestidos de volantes y rubios tirabuzones,mantilla y velo semitransparente,cual dama andaluza.Ojo con éstos,porque será lo de Eloísa y Abelardo.

Hechas sus cuentas el cacique,le había tomado las medidas a la fuerza española contra la que,en la vía Mister Magoo característica de su raza,creía que se las estaba viendo.Porque a menos de treinta leguas estaba la primera estancia,y existían en el mundo no sólo soldaditos,sino gauchos de cimitarra,dignos sucesores de los primeros castellanos que se vieron por ésas latitudes.Y,en definitiva,aunque no fuese ya Sargento General,había en el mundo todavía,aunque cascado,un Don Francisco de Castel Guadañángel de Alt y Díaz de Sotomayor.Y que una tal alimaña campee por el orbe lo pone a todo él en duro peligro.